domingo, 16 de septiembre de 2012

Mi michoacanazo en Guadalajara

Sí, sí tengo obsesión con los michoacanos, ya les he comentado en otras ocasiones (Caminos de Michoacán, Las Rojas, El casirobamaridos y el casinovio) sobre mi Radar de Michoacanos, primero me gusta un tipo y luego resulta que es de dicho estado. Esta vez la fiesta de vaqueros sería en Guadalajara, y yo no iría, pero la suerte se pondría de mi lado, conseguí avión y hotel, y podría asistir a la fiesta vaquera.

El viernes, cruzo de Country hasta el centro para asomarme a El Condado Country Bar (Colón #434, entre Leandro Valle y Nueva Galicia, muy cerca de Las 9 Esquinas), una de las mejores cantinas gay del país; esa noche, fiesta vaquera nacional, atascadísimo el lugar, llena de hombres atractivos, provenientes de muchas partes del país, y obvio, otros no tan atractivos; uno en especial me mira, creo reconocerlo, sí, claro, un contacto de la red.

Nos acercamos saludamos, tiene carita de cabrón, cachondón, bigotito, de 1.70, machito, macizo, de Michoacán (ufff la suerte seguía conmigo) qué te late en el sexo, él preguntó; respondí, soy activo ¿y tú?, dijo:  me encanta mamar soy pasivo; ¿nos vamos, a tu hotel o al mío?. Fuimos al de él, más cercano a El Condado, por la vieja central, una zona descuidada de la ciudad, un tanto solitaria, sucia y pobre.

Comenzamos a besarnos, acariciarnos, rápido nos desnudamos, caímos en la cama, se alteraron las respiraciones, los latidos, mi verga se puso rígida, a punto, lo puse a mamar, lo hacía mal, ni pex, mejor le di vuelta, de una vez lo penetraría, caigo encima, acariciándolo, previo a la penetración y comienza a pujar, cada vez más fuerte, más agudo ¿¿...?? y de repente... la primera de muchas frases, "síiiiiii papi" que rico, dime que te gusta"...

Un tanto, contrariado, porque cuando cojo, no hablo (hay quien le encanta hablar o que le hablen), yo no, soy malísimo par hablar, me concentro chingón en coger y bueno, intente decir algo como "sí, que rico, me gusta" (tal vez en un tono súper neutro e impersonal, ajeno, desabrido) y él insistió "dime que me vas a hacer" dime si te gustan mis nalgas; le comenté sutilmente al oído, no acostumbro hablar cuando cojo, y unos instantes no insistió...peroooo

Volvió al ataque, "así papi, dime que te gustan mis nalgas, soy tu puta, cógeme, préñame.... ???????? WTF que chigados dijo??????? además cómo lo dijo, su voz ya era de una hembra en brama, de una teibolera, pujaba y hablaba como puta, se sentía una mujer... (habrá a quien le guste estos pujidos de putita, pero para mi no, nunca) nada más frikeante, chocante, y congelante, mi pene perdió dureza, bueno no, no perdió dureza, se cohibió a su  mínima expresión.

Me quite de encima de él, o, debería decir de ¿ella? le dije, perdón, me tengo ir, lo siento, me vestí de volada, no recuerdo si dijo algo, si me pidió que me quedara o "ni pedo" o, no sé... me ligue a un michoacano cabrón en un bar de vaqueros gay, y en la cama tenía a Yadira la princesa de la pista número 6, pero con bigote... salí de volada, me valió madres la zona, el riesgo, caminé lo más rápido que pude a la gasolinera, ahí tomé una taxi y le pedí me llevara de regreso a El Condado Country Bay... no mejor no, ya es tarde y esto fue jodidamente gacho, mejor a mi hotel, por allá por Country... (la buena suerte ya me había abandonado esa noche) acababa de tener mi michoacanazo en Guadalajara.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Vergador, el vengador vergón

Un día más, a correr a tomar el camión al metro, pensando en que ojalá no haya tanto desmadre, sabiendo de antemano que habrá más de lo esperado. La entrada al paradero hasta su madre (de los microbusistas haciendo maniobras a lo pendejo). En el andén, subir las escaleras, colocarse en la cuarta puerta del séptimo vagón de adelante, donde va el chofer, hacia atrás. La puerta de la putería, en la estación de inicio de la línea tres, la verde, que va de Indios Verdes a Universidad.

Todos, todas y los jotos entramos a como dé lugar, todos apachurrados, los jotos buscando apachurrarse más, a veces no, porque el de enfrente o atrás, no nos gusta. Un volado la subida, si se tiene prisa, si no, a hacerse pendejo unos cuantos convoyes y al ver la víctima, subir a empujones y tratar de quedarse cerca, a ver si jala o uno le gusta o a ver qué sucede.

Quedo mal ubicado, unas jotas junto a mi, me giro y quedo a espaldas de un tipo, en principio "normalito", y frente a él, un poco de lado una gordita, jovencita. Empieza a avanzar el metro algunos frenazos intempestivos, y el tipo se va colocando estratégicamente detrás de la chica. Segunda estación, más gente, más apretados, tercera y cuarta peor.

El tipo empieza a repegársele a la chica, ella trata de moverse pero, está muy impedida por la gente y el pasamanos vertical que le queda enfrente. Se mueve, trata, quiere safarse, no le gusta el cachondeo del tipo, pero es imposible.

Que les peguen el camarón, langostino, chilito, vergota o lo que sea, me da igual, así como hay putísimos que siempre andan (¿¿andamos quiénes???) buscando acción, hay muchas mujeres que les gusta, se sienten halagadas, ligan, son unas lobas; no dije que todas y repito, algunas, por eso ni me meto, vaya yo a interrumpir el inicio de un faje, noviazgo, sesión de sexo intenso, o lo que se dé.

Quinta estación y empiezo a ver con calma al tipo, moreno, barba de candado, chacalón, serio, guapo, de unos 29 o 30 años, macizo, se ve que tiene un trabajo físico, de hombre pues, no jotita de oficina como unas que de aquí estoy viendo que me leen. Delgado, cabrón, caliente, le repega todo a la chica y ella ya va mal, de malas, indignada, disminuida, sobajada... no se ha podido safar por tanta gente y el tipo ya se la va casi violando...

Me excita ver al tipo macho, cabrón, caliente, buga, caliente. Me empiezo a acomodar detrás de él, me encanta su aroma, imaginarme que va ya con la verga parada, y se me para mi animal. Sexta estación y empiezo a respirar cerca de su oido, con cierta fuerza, soy más alto que él, y un tanto de excitación un tanto de nervios, que tal si arma un pedote, un pancho, un escándalo, y que diga con fuerza "que te traes puto" o me quiera darme un madrazo, que quiera hacer algo estúpido para defender su hombría. Eso me eleva la excitación y los nervios.

Arranca el metro, llegaremos a Hidalgo, estación de transferencia donde baja mucha gente. La gordita se baja y el tipo, ya ni la pela, ha estado más atento a su espalda. Trata de acomodarse en otro sitio, rápido paso mi mano y brazo derechos, y me agarro con fuerza, hacia el pasamanos donde el cabrón llevaba bien apalancada a la gordita para que no se moviera, me aferro tan bien, que puedo impedirle el paso y me coloco muy bien detrás de él, entra tanta gente de golpe que no tiene opción, sus nalgas contra mi.

Meto mi mano al bolsillo izquierdo de mi pantalón, y puedo safar mi vergota de la trusa, dejándola libre dentro del pantalón, se la repego ya con fuerza, a lo descardo, muy cabrón, y empiezo a moverme como si me lo estuviera tirando. Puedo ver desde atrás, como se mueve, trata de quitarse, mi brazo de un lado no lo deja y del otro la gente, agacha la cabeza, la sube, comienza a respirar de una forma irregular, se siente incómodo, atacado, violentado, sobajado, avergonzado, sin autoridad moral para reclamar...

Un tipo, macho, buga, guapo en el sentido de cabrón, no bonito,  macizo, de barba de candado, moreno, treintón, siendo casi violado por un cabronzote más alto, fuerte, vergón, en el metro, frente a todos, me excita verlo desesperado, molesto, incomodo, y pienso "cabrón que rico se siente humillar a alguien, como tú a la gordita, esto es pura venganza".

Sigo con la respiración fuerte, casi tocándole el oído izquierdo, haciéndole sentir lo que él les hace a las mujeres, con algo más grande, más duro, de macho, una vergota vengadora; me siento un vengador, el Vergador Anónimo, me caliento más a cada segundo, llegamos a Juárez y no hay forma, el tipo no puede quitarse de enfrente de mi verga que se la coloco en una nalga, en medio de las dos, estoy muy caliente, ahora lo comprendo, que excitante es agredir sexualmente a alguien...

Arranca el metro, y un poco antes de Balderas logro controlarme, casi, casi, casi termino, sin haberme tocado directamente la verga, sólo untándosela, simulando el movimiento de la penetración en aquellas nalgas vírgenes, de macho, que jamás, nunca, imposible, se imagino que ese día o en su vida, esto le pasaría; Salió corriendo en Balderas, sin voltear entre huyendo y con prisa para ir al trabajo.

De Guerrero a Balderas, cuatro estaciones en las que estuve excitado, como nunca, al límite, por poder disponer a la fuerza del cuerpo de aquel hombre, afortunadamente (tal vez no) logré controlarme a tiempo, de lo contrario me hubiera salido mucho semén (y cuando digo mucho es un chingo, unos diez potentes, gruesos y calientes chorros, más lo que quedara chorrreando) y podría parecer que me había orinado o caído atole, pero el aroma clorado e intenso me delataría;  nunca había hecho algo así, ni sentido la tensión sexual, de agresividad, de escándalos público, de nivel e intensidad de excitación.

Ahora busco, tipos que acosen a chicas, para acercarme, acomodarme y devolverles el detalle, la gracia, la caricia, el halago, la suciedad, la bajeza, de andar repegando su verga a las mujeres, soy el Vergador Anónimo.